La verdad es que no sé como hemos podido sobrevivir.
Fuimos la generación de la “espera”; nos pasamos nuestra infancia y juventud esperando: teníamos que hacer “dos horas de digestión” para no morirnos en el agua al bañarnos, dos horas de siesta para poder descansar, nos dejaban en ayunas toda la mañana del domingo hasta la hora de la comunión, los dolores se curaban esperando.
Mirando atrás, es difícil creer que estemos vivos: nosotros viajábamos en coches sin cinturones de seguridad y sin airbag, hacíamos viajes de 10 -12 h. con cinco personas en un coche y no sufríamos el síndrome de la clase turista.
No tuvimos puertas, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños.
Andábamos en bicicleta sin casco, hacíamos auto-stop y más tarde en moto, sin papeles.
Los columpios eran de metal y con esquinas en pico. Jugábamos a ver quien era el más bestia. Pasábamos horas construyendo carros para bajar por las cuestas y sólo entonces descubríamos que habíamos olvidado los frenos.
Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y sólo volvíamos cuando se encendían las luces de la calle. Nadie podía localizarnos, no había móviles.
Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para castigar a los culpables. Nos abríamos la cabeza jugando a guerra de piedras y no pasaba nada, eran cosa de niños y se curaban con mercromina y unos puntos. Nadie a quién culpar, sólo a nosotros mismos. Tuvimos peleas y nos “esmorramos” unos a otros y aprendimos a superarlo.
Comíamos dulces y bebíamos refrescos, pero no éramos obesos. Si acaso alguno era gordo y punto.
Merendábamos bocatas de chorizo, chopped, mortadela y pan con chocolate, y no sabíamos qué era eso del colesterol.
Nos daban vino “Quina santa Catalina” para abrirnos el apetito, ponches de coñac con huevo y leche cuando teníamos un catarro, a los 14 ya íbamos de cañas por los bares, y nos servían, y no recuerdo tener a un amigo alcohólico, y además no arrasábamos los parques públicos los fines de semana con los restos de botellas.
La lejía y el amoniaco estaban en el armario debajo del fregadero, junto con el aceite y el vinagre , y no nos envenenamos.
Compartimos botellas de refrescos o lo que se pudiera beber y nadie se contagió de nada.
Nos contagiábamos los piojos en el cole y nuestras madres lo arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente.
Quedábamos con los amigos y salíamos, o ni siquiera quedábamos.
Íbamos en bici o andando hasta casa de los amigos y llamábamos a la puerta.¡Imagínate!, sin pedir permiso a los padres, y nosotros solos, allá fuera, en el mundo cruel ¡Sin ningún responsable!
¿Cómo lo conseguimos?
Hicimos juegos con palos, perdimos mil balones de fútbol.
Bebíamos agua directamente del grifo, sin embotellar, y algunos incluso chupaban el grifo.
Íbamos a cazar lagartijas y pájaros con la “escopeta de balines”, antes de ser mayores de edad y sin adultos, ¡¡DIOS MÍO!!
En los juegos de la escuela, no todos participaban en los equipos y los que no lo hacían, tuvieron que aprender a lidiar con la decepción. Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros y repetían curso… ¡Qué horror, no inventaban exámenes extra!
Veraneábamos durante 3 meses seguidos, y pasábamos horas en la playa sin crema de protección solar, sin clases de vela, de paddle o de golf, pero sabíamos construir fantásticos castillos de arena con foso y pescar con arpón.
Ligábamos con l@s chic@s persiguiéudol@s para tocarles el culo, no con SMS diciendo’: )” “: D’ “: P’.
Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello. Creo que tuvimos la suerte de crecer como niños.
Texto que circulaba por Internet y define muy bien lo que fue, a grandes rasgos, la infancia y juventud de nuestra generación.
First, thanks for sharing my post, I’m honored. Second your blog is very nice. The introduction really resaonates with me as I’m 80 years old. Keep up the good work!
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A mi también me gusta su trabajo y sigo su blog con mucho agrado.
La época de nuestra infancia (yo tengo algunos años menos que usted) fue muy parecida para todos los de aquella generación, independientemente del pais en el que hubieramos nacido. Por supuesto hay malos y buenos recuerdos de aquellos tiempos, pero ahora, en la distancia, no me arrepiento en absoluto de haber vivido esa época.
En cuanto a su foto, me ha parecido fantástica, y estoy totalmente de acuerdo con la reflexión que hace: “El auge de la tecnología adictiva y el negocio de mantenernos enganchados”.
Saludos y a disfrutar de la fotografía.
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Una foto estupenda, de las mejores. Yo salgo en ella, soy del 56.
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Efectivamente, una foto genial que me hizo mi tio Fran, en el patio trasero de casa de mis abuelos.
Un homenaje a todos los de nuestra generación.
Saludos de uno del 57
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A los tres añitos, crucé la calle corriendo, bien de desobediente, casi me pisa un auto. Y aquí estoy, muy campante, contando el cuento. 😉
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Esos “casis” son los que nos salvan la vida y nos hacen aprender… es lo que llaman experiencia.
Saludos y muchas gracias por tu comentario, Fabio
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Lo que por aquí llamamos “zafar raspando”. Uno aprende de esas experiencias. Para después decirles a los chicos “eso no lo hagan nunca”, obvio. 😉
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Aquí le decimos “escaparse por los pelos”.
Parecería que les negamos a los chicos que vivan sus propias experiencias… pero es una falacia, al final cada uno vive las suyas.
Saludos Fabio.
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Exactamente! Yo estaba allí y los recuerdos de aquella niñez son estupendos.
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Los que vivimos aquellos tiempos, los recordamos (en general) con mucho cariño… y un poquito de nostalgia.
Saludos y gracias por tu comentario
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Mi niñez pasó en Chile, pero muchas semejanzas 🙂 hacíamos un ‘Museo’ con bichitos: lagartijas, sapos, grillos mariposas, los poníamos en jaulitas hechas con corchos y alfileres y cobrábamos entradas a las niñas que querían entrar al ‘Museo’ 🙂 (El ‘dinero’ cajetillas de cigarrillos dobladas, sus valores dependían si eran de cigarrillos importados o chilenos 🙂 Gracias Leo por permitirme estos lindos recuerdos! Y preciosas tus fotografías!
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Me alegro mucho de haberte podido ayudar a revivir viejos y queridos recuerdos.
Gracias por la visita y saludos desde España.
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I enjoyed every word.
All the best,
Hanna
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Me alegro mucho que te haya gustado, Hanna.
Este texto define muy bien mi niñez y juventud. Recuerdo aquella época con mucho cariño y creo que fue una buena manera (muy divertida) de crecer y aprender.
Saludos
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Toni, me he alegrado muchííííísimo al descubrir que estas series de fotografías las haces tú. Son preciosas!.
Un beso grande y otro para Rosa.
Marga.
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Que guapot que ets Toni…tan lluny i tan a prop.
Menos lo de las pedradas, pues a nosotras nos gustaba más jugar al elástico…todo lo demás, igualitooooooo.
Un beso per a tu i la Rosa
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Igualment per tots vosaltres, ens tenim que vore prompte!
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Tal cúal lo cuentas, tal era. Así fue mi niñez
Un saludo
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Ole, Ole, Ole Antonio Bonet de la Torre. Cuanta razón tienes y que bonitos eran aquellos tiempos. Me ha gustado mucho. A ver si nos vemos pronto. Un abrazo.
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Me ha encantado la descripción de mi niñez, que veo que es como la tuya. No la cambio por ninguna fue fantástica!!!!
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